jueves, 11 de febrero de 2016

CIERTA VEZ



Cierta vez me preguntaron...

En un país como México, hay muchas patrias distintas, el norte y el sur no parecen mezclarse, así las personas, las palabras.

Hablar de México, es hablar amor sin importar el color de las pieles o aquello que has colgado en la pared y te hace creer que lo mereces todo, es hablar de amor sin importar el coche que manejes o el lugar que frecuentes, el barrio donde vives.
Hablar de México, es hablar de hambre es cierto, pero también de esperanza, de arduo trabajo día con día, de 30, 60, 100 pesos en el bolsillo que bien alcanzan para brindar alegría y cobijo, y 1,000, 10,000, 100,000 y separan.
Hablar de México es hablar del poco esfuerzo de algunos es cierto, pero también es verdad que no desmotiva a los más para seguir luchando.

En un país como México, hay muchas patrias distintas, la tradición y la modernidad no parecen mezclarse, así las personas y las palabras.

Hablar de México, es mucho más que fut bol, política y despilfarro, mucho más que desempleo y violencia.
Ella (México, la Patria) a pesar de todo continúa sonriendo y sigue amando en cuerpo y alma.
Cree en mi y en ti no importa que tan apáticos seamos.
Cree en aquel que partió y aguarda siempre su retorno.
Cree en el que dice estar cansado y soporta su queja.
Cree en el que tiene hambre y solo espera que lo alimenten.
Cree en el que tiene sed y es incapaz del menor esfuerzo para saciarla.
Cree en el que estudia, en el que enseña y ser burócrata, su único objetivo.
Cree en el ausente y en aquel que le busca sin perder la esperanza.
Hablar de México, es hablar de pequeños actos de todos los días, más allá de las quejas, más allá de la espera a que el empleo de mis sueños (el que merezco) venga a mi puerta a buscarme.

¿Que cuál es mi Patria?
La que construyo todos días.... más allá de mis palabras.

Tizzia Holwin

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