viernes, 31 de mayo de 2013

Huele a Eternidad.

Hay un olor a disparate
en la agonía del insomnio
donde las palabras son libres
como el relámpago en la tormenta.

Hay un olor esfumado
en el insomnio con cigarro
entre estos mis versos desvelados
y la tinta que mi pluma va descifrando.

Hay un olor a distancia
que envuelve mi memoria
con tintes de agónica lejanía
en el manto de antiguas historias.

Hay un olor a amante
en la ausencia recalcitrante
así en mis letras y en el alfabeto
con el misterio como único habitante.

Hay un olor a piel
cubierto de música sonando
en la más espesa de las brumas
de una poesía a dos cuerpos amando.

Hay un olor a eternidad
en el salitre de éstos muros
que se empaparon en lágrimas
secadas por el viento y sus murmullos.




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