que sonreía en clase
y lograba atraparnos sólo con la magia
de la palabra ya escrita
borrando el bullicio del mundo
de manera exquisita
hecho de una madera para enseñar
que pareciera hoy día extinta.
Tenía poca paciencia
con quien no dejaba de hablar
lo incomprensible,
lo explicaba de forma muy simple
encontró la fórmula perfecta
y captar la atención
para hacer lo que para otros
fue misión imposible.
Forjó no sé cuántas vidas
(entre todas ellas la mía)
Soñó no sé cuántos sueños
(entre ellos... los míos)
Sin duda
un gran ser humano que extendió su mano
quien abrió nuestras mentes
incluyendo a los mal portados.
Y yo te recuerdo...
siempre hablando tan emocionado
de Grecia... de Hómero...
de la Odisea y de la Iliada
de Jorge Isaac y su María,
de Jaime Sabines y su Poesía
del asombroso mundo de nuestro idioma
y de la palabra.
Eso ocurrió...
hace ya muchos, muchos, muchos años
me enseñó como luchar
y como lograr todo aquello que amo
fue por ahí afanoso
arando las mentes de tierra
y dejando caer la letra
poco a poco...
sembrando.
Y yo estoy aquí...
con una gran sonrisa en los labios
cuando pienso en tu nombre
querido Profe Arenivar
decidida a seguir tus logros
y tus pasos en la Poesía
Pepe...
con una sola frase que nace del alma
¡Gracias!.
Aquel hombre alto
de cabello rizado
que llenaba de emoción al entrar al salón
y con su sabiduría
y pasión nuestras mentes
hoy lo llamo mi amigo y aún mi maestro.
A ése hombre
de hablar sereno y tranquilo
que sonreía en clase
y lograba atrapar con la magia
de la palabra ya escrita
borrando el bullicio del mundo
de manera exquisita
hecho de una madera para enseñar
que pareciera hoy día extinta.